Ser autor de cómic en España.

La razón de que tengamos tantos exalumnos dibujando y ganándose la vida en editoriales y agencias foráneas (EEUU, Francia, Italia, Alemania…) es que el mercado español no puede pagar elevados precios a los autores, teniéndose que conformar la mayoría de las veces (hay excepciones, por supuesto) con un reducido porcentaje sobre el precio de cada libro que se multiplica por el número de ejemplares que conforman la tirada. El editor paga esto en concepto de adelanto sobre posibles ventas, pero si las ventas no son buenas el editor pierde dinero y es difícil que ese autor continúe trabajando en esa editorial porque, recordémoslo, las editoriales no son hermanitas de la caridad sino empresas y para seguir editando necesitan tener ingresos.

En esto el cómic español es sustancialmente diferente al resto de las artes de este país, al no tener subvenciones directas a la edición, el cómic debe ganarse a pulso el favor del público: el autor y el editor de cómics saben, casi siempre, lo que se juegan en cada publicación.

Doble salto mortal en el trapecio. Sin red.

Por ello, cada vez que en las estadísticas de este blog nos aparece algo así (y es frecuente):

 

Pensamos…

Bueno, nada, nada, dejémoslo.